El derecho: Los romanos fueron legisladores que dieron al mundo un sistema de leyes único, basado en la justicia y en la razón. Sus fuentes se encuentran en las normas consuetudinarias, en los mandatos de las instituciones republicanas, en los edictos de los pretores, en las opiniones de los jurisconsultos y en el Derecho Imperial.
Los romanos distinguían, entre:
El Derecho Público: que regulaba las relaciones entre el Estado y el ciudadano.
El Derecho Privado: que normaba las relaciones entre los ciudadanos.
El Derecho de Gentes: que establecía las relaciones entre los distintos pueblos.
En un comienzo, el Derecho Romano era un conjunto de sentencias, y al parecer, el primer texto legal escrito fue la Ley de Las XII Tablas (siglo V a. de C.). Solo en el siglo VI d. de C., el emperador Justiniano ordenó su compilación y codificación, hecho que permitió que el Derecho Romano se convirtiera en una fuente del derecho del mundo contemporáneo.
La lengua: El latín era la lengua oficial del gobierno y la administración romana. Se extendió por todo el Imperio. Durante la Edad Media fue la lengua oficial de distintos Estados occidentales. Se convirtió en el idioma oficial de la Iglesia Católica y se mantuvo como la lengua culta hasta el siglo VIII. Idiomas como el castellano, portugués, francés, italiano y rumano, derivan de él.
La lengua castellana se fue diferenciando a medida que España creció política y militarmente, y, asimilo elementos de otros dialectos, especialmente del mundo árabe. Actualmente, conserva muchas semejanzas con el latín en sus aspectos básicos, pero, al mismo tiempo, contiene profundas diferencias.